… es decir, desde Chihuahua, o “Shihuahua” porque así se pronuncia la “Ch” y porque han de saber que Chihuahua es el Estado más grande de la República Mexicana, que está situado al Norte de México y que está configurado en sus dos terceras partes, por sierras: La sierra Madre Occidental, las serranías dependientes al Centro y al Oriente y las grandes llanuras.
“Las cumbres más elevadas de la Sierra Madre Occidental cubren una gama de entre los 500 y los 3000 mts. de altura. A esta porción de la Sierra Madre Occidental se le conoce con el nombre de Sierra Tarahumara por ser el hábitat de la etnia más numerosa en este territorio”.
Para que se den una idea de lo grande que es el Estado de Chuihuahua, les diré que dentro de sus límites cabrían nada más y nada menos que los estados de Colima, Aguascalientes, Campeche, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Nayarit Puebla, Querétaro, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán, México y el DF., todas las islas mexicanas y aún le sobrarían a Chihuahua unos 5 mil Kms./2. Esta información la leí en un folleto de Profectar. Como ven, así de grande y así de majestuoso es este estado, yo voy conociéndolo de a poquito por lo que voy leyendo y por lo que voy viviendo en esta desértica y bella tierra.
Bueno, pero después de haberles presentado este lugar, les cuento que cabo de llegar de una nueva experiencia milenaria, nueva para mí, pero milenaria por la gente que la hace; porque estuve en Semana Santa en una comunidad llamada Nabogame, con indígenas tepehuanes, celebrando con ellos el providente paso de Dios por nuestra historia, por su historia, desde la experiencia de resurrección.
Muy contenta preparé mi mochila para el viaje y junto con una catequista de Baborigame, me fui hasta Guadalupe y Calvo que está a tres horas de nuestro pueblo, ahí nos recogería el Gobernador de Nabogame, don Juan Manuel, indígena tepehuán, luego con él, nos faltaban otras dos horas de camino. Hacia las cuatro de la tarde salimos a su comunidad en la troca de don Úrsulo, un Señor que tiene tienda en Nabogame y ese día, de suerte, andaba en Guadalupe haciendo algunas compras; cerca de las dos de la tarde, rápidas y ágiles nos trepamos en su camioneta y nos alistamos para partir, lo que no sabíamos es que le faltan varias compras y que andaríamos vuelta y vuelta, en la troca buscando a los “Sabriteros” decía él, abriendo bien los ojos para ver dónde estaba el camión de productos Sabritas porque le faltaba comprar las papitas, los Doritos y etc.. etc…, ni modo, había que tener paciencia y ayudarle a buscar a esos señores, hasta que por fin los encontramos, después tuvimos que esperar largo y tendido a que ellos terminaran algunos asuntos, entre ellos el de comer sagradamente los alimentos y por fin, hacia las cuatro de la tarde nos fuimos.
Pasadas las seis de la tarde, llegamos cansadas y con mucha hambre a casa de don Juan Manuel, gobernador indígena de Nabogame, por cierto, nada que ver con los gobernadores que la mal llamada política a hecho; para empezar, hay que decir que es un hombre muy pobre, luego, que tiene una casa pequeña, cuya primera puerta de entrada da a la cocina toda de tierra, en donde espera una mesa sencilla, unas banquitas para sentarse y una estufa de leña que despedía muy provocadora, un rico aroma a frijoles recién cocidos, a tortillas hechas de maíz y café, esa era la deliciosa cena que nos esperaba a todos los que íbamos llegando a su casa, que éramos ya bastantitos, porque muchos indígenas empezaban a bajar de sus comunidades para celebrar los días santos.
Todos los que estaban ahí nos dieron la bienvenida muy acogedores y gustosos por nuestra presencia, después apareció Chuyita, la esposa del Gobernador, que venía caminando con una gran sonrisa y con una bolsa de manteca en las manos para guisar la comida, la había pedido fiada porque no tenían dinero para pagar, (¿verdad que sí hay diferencia en las formas de vida de los Gobernadores?) pero con todo y su pobreza, ella estaba feliz por las visitas que había en su casa y con la emoción de todos los que faltaban por llegar y que eran muchos, y para nadie faltó ni esa noche, ni el resto de la semana, un plato de frijoles o lentejas o calabacitas y tortillas y café.
Después de la cena y para no dormir llenitas y no agregarle kilitos al cuerpo, nos fuimos a la fogata que estaba fuera de su casa con una misión muy importante, hervir el Tesgüino (su bebida tradicional) y allí, al calor de sus llamas estuve conversando con el Gobernador sobre sus tradiciones, me compartió su forma de ver la vida, su organización, lo que íbamos a realizar en los días santos, luego él se tuvo que ir porque llegaron algunas visitas, yo me quedé junto a la fogata viendo cómo hervía y hervía aquel espeso atole que al día siguiente estaría ya fermentado, listo para ser ofrecido a Suxi Cristo y con él, dar la bienvenida a todos los que faltaban por llegar y contemplando, también, el hermoso cielo lleno de estrellas y recordando otro momento bello que acababa de vivir con algunos indígenas y algunos misioneros y misioneras en una comunidad llamada Sisoguichi, cuando tomamos tesgüino y bailaron matachín y Pascol al finalizar una reunión de Gobernadores y líderes indígenas; fue una noche bella, acompañada de mucha calidez y arropada por la alegría y esperanza de todos los ahí presentes, con la misma alegría que ahora estaba viviendo esa noche en Nabogame.
Pues luego de un rato de contemplar el rostro de Dios presente de muchas formas y hablando otras tantas, nos fuimos a dormir, Vero y yo compartiríamos una cama. Llegamos a tientas hasta el cuarto porque en Nabogame no hay luz eléctrica, así que teníamos que recordar dónde habíamos dejado las mochilas para sacar nuestras cosas y no lo logramos hasta que llegó Chuyita a encender una vela para que pudiéramos ver; nuestros ojos, a diferencia de los de ellos, no están enseñados a ver en la oscuridad
Nos cambiamos y a dormir rico, en una cama, que después de un rato, nos tenía alas dos bien juntitas por el hueco que se formaba en el centro del colchón, pero como el cansancio era fuerte, no tuvimos ningún obstáculo para poder dormir rico…., y por ahora les dejo les platico lo que siguió, porque ahora estoy soñando con el día de mañana, pues nos espera una larga caminata, muchas casas por visitar y mucho tesgüino para beber.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario