Es voz de Dios!!

Me pasaron estos pensamientos, aquí se los hago llegar, pueden servir para el discernimiento de cada día.

Es voz de Dios Si...

• Si me despierta y saca de la mediocridad, si me compromete y complica mi vida pero la llena y da sentido...es voz de Dios.
• Si me hace salir de mi tierra, de mi pequeña isla y me lanza al mundo entero...es voz de Dios.
• Si llama al corazón, al amor, a la generosidad, a la ilusión...no al miedo ni al temor...es voz de Dios.
• Si me invita a ser profundamente feliz y a hacer felices a los demás...si habla el lenguaje de la confianza, del Padre a su hijo...es voz de Dios.
• Si me hace descubrir mi propia pobreza pero también lo que puedo hacer con su ayuda...es voz de Dios.
• Si me va liberando de cosas, de mi egoísmo, de mí mismo, si cambia mis planes para invitarme a un Plan mayor, como le ocurrió a la Virgen...es voz de Dios
• Si no me saca de este mundo pero me hace estar en él como levadura, sal, luz...es voz de Dios.
• Si me invita a acercarme, a servir a los pobres, a dar vida, alegría, esperanza, sentido a mis hermanos...es voz de Dios. Si no tiene que ver con el dinero, el poder o la fama...es voz de Dios.
• Si no me llena de palabras para avasallarme, sino que en ocasiones calla y hace silencio invitándome a la reflexión, a la búsqueda humilde y a la oración paciente...es voz de Dios.
• Si esa voz va germinando en mí lentamente, como la semilla en el surco, si me invita a centrarme en Cristo, a seguirlo, a vivir como él, a ser su servidor y amigo...es voz de Dios.
• Si es como un eco evangélico, si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento. ..es voz de Dios.
• Si me invita a extender su Reino, a mejorar el mundo, a hacerlo más humano, a anunciar a Cristo y su Buena Nueva y no a mí mismo...es voz de Dios.
• Si cada vez soy más feliz siguiendo su llamada...es voz de Dios.

Para la reflexión personal: Completar la lista desde mi experiencia:
es voz de Dios si...,
es voz del mal espíritu si...,
es mi voz si...
¿Dónde me resulta más fácil reconocer su voz?.
¿Qué creo que me está susurrando el Señor hoy?.

Repetir varias veces desde lo profundo del corazón alguna de estas frases:

¿Qué quieres que haga?,

¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!,

¡Aquí estoy Señor para hacer tu Voluntad!