Al principio me pareció un poco lenta, pero conforme avanzaba me fue atrapando, porque en ella se manejan dos historias paralelas, pero cruzadas al final de cuentas, como se cruzan los rieles de un tren.
Cuando a Homero le avisan que le quedan sólo unos días para perder totalmente su capacidad visual, entonces tiene en sus manos la posibilidad de tomar una decisión importante en su vida; es entonces cuando el destino parece unir, magistral y conmovedoramente, la vida de los dos.
Es una película que vale la pena ver, al final deja con muchas preguntas, en mi se desataron como maratón, sobre todo, qué sería lo último que yo elegiría ver y también salió a dar vueltas por mi cabeza el tema de la ¿predestinación? o ¿libre albedrío?.
Bueno, ustedes échenle respuestas y pongámonos a filosofar, por lo pronto, les dejo aquí el poema que maneja el fondo de la película.
LA NAO DE CHINA
Por Hua-lan Pei-ji
Virgo, Libra y Escorpión recorrieron el cielo esa noche de invierno.
Al norte, Casiopea brillaba como si conociera el destino que esa noche guardaba.
Allá, al otro lado de la oscuridad, otro mundo esperaba.
El galeón se preparaba para surcar los mares del sur.
El viento hinchaba las velas.
La nao de China zarpaba
sin saber
que esa noche
encontraría un destino que no podría ser nombrado con la palabra azar:
sino por ese vaivén de la vida que todo explica y nada explica.
El viento sopla.
Y la nao va.
Y la nao va.
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